jueves

11-1-a

Decides que lo mejor será acompañar a Pedro rumbo al mercado.
- Algo me dice que por ahí encontraremos algo - dices.
Se quedan de ver con Julián frente a casa de Don Fili en una hora y Marian Pedro y tú se encaminan hacia Lago Naur por Lago Ginebra, una de las pocas calles que parece estar pavimentada. Pedro comenta algo acerca de qué bueno que las calles ya estan pavimentadas en el futuro, porque sería muy molesto jugar en la tierra.
- Hay cosas más importantes que jugar en las calles, Pedro - le dice Mariana.
Pedro voltea para otro lado fingiendo que no le importa lo que dijo, cuando dice:
- ¡Miren!
Al frente y hacia la izquierda está el mercado, o lo que parece ser el mercado porque es mucho más pequeño de como lo recuerdan los tres, rodeado de coches viejísimos que parecen nuevos, muy altos y redodndos, casi todos negros, circulando por las calles. También hay muchas camionetas y camiones, muy viejos, cargados de muchas cosas, sacos y bolsas, dando la vuelta muy cerca de la esquina del mercado.
- Vaya - alcanzas a decir.
A un lado del mercado pueden ver un gran agujero, muy parecido a aquel por donde aparecieron en el pasado, sólo que mucho más profundo y angosto.
¡Cuidado con la Curva! Dice la señal donde todos los camiones dan la vuelta.
El mercado se ve muy ajetreado, pero eso no es lo que te interesa, lo que te llama la atención es un pedazo de tela en el fondo del agujero de "la curva", que parece como una especie de...
- ¿Qué ves? - pregunta Mariana.
- Pues eso - le dices, señalándolo - no sé que sea - Mientras bajas un poco para acercarte a verlo.
- Con cuidado - dice Pedro.
Al acercarte te das cuenta de lo que es y lo levantas:
- ¡Es una red, con manchas color café! - gritas, después sales del agujero otra vez.
- ¿Una red? - pregunta Pedro - ¿De portería?
- Parece que sí, ¿cómo llegó aquí? - pregunta Mariana.
Voltean a su alrededor, pero no ven ningún indicio de que alguien pudiera haberla llavado ahí.
- Esto es muy sospechoso... - empiezas a decir, cuando se acercan un par de señoras y señalando la red en tus manos, dicen:
- ¡Mira, una red! ¿Para que la querrán? ¿Para pescar en el río? - y se ríen muy fuerte.
Mariana se les queda viendo y un segundo después corre a preguntarles:
- Disculpen, ¿de qué río estaban hablando?
- Pues del Río San Joaquín, ¿cuál otro, niña? - contestan, y se van.
- Qué raro, ¿no es una calle, Río San Joaquín? - te pregunta Pedro.
- Creo que sí... - dices, y empiezas a caminar rumbo a donde sabes que está la calle. Pedro y Mariana te siguen, y dos cuadras de terracería después encuentran que, desde donde debería estar el metro, no se alcanzan a ver los puentes de Río San Joaquín, sino la orilla de un río de verdad.

Después de verlo un rato en silencio, y de acercarse para ver si es cierto, Pedro dice:
- Ahora seguro nos van a salir que en Lago Naur y en Lago Ginebra también había un lago, ¿no?
Se miran unos a otros, encogidos de hombros, y deciden que ya es hora de regresar a ver qué le pasó a Julián.

Cuando vuelven Julián está sentado afuera de casa de Don Fili, esperando. Le preguntan si sabe algo de las porterías, pero dice que no encontró nada mas que un bote de pintura café casi vacío. Ustedes le enseñan la red con manchas del mismo color café, pero la verdad es que ninguna de las dos cosas les dice nada...

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Sigue...