domingo

21-b

Tragas saliva porque sabes que lo que vas a decir es lo más difícil que has dicho nunca, y que Pedro, Mariana y Julián muy probablemente van a estar muy enojados contigo.
Le dices a los vecinos del comité que en realidad lo único que quieren es que garanticen que algo vaa a quedar en el fondo de la colonia disponible para poner porterías en el lugar donde se necesiten, especialmente en el deportivo que, explicas, van a construir frente a la escuela en el futuro. Les dices que lo que en verdad importa es que las porterías esten de vuelta en el futuro cuando puedan regresar, ya sea hoy mismo o incluso, esta es la parte más difícil de decir, o incluso cuando sean viejos.
Se hace el silencio cuando acabas de hablar. Volteas a ver a tus amigos, y estos te miran con una cara muy espantada, no saben qué pensar.
- Me parece razonable, de esa forma no retrasamos los planes de construcción y pavimentación de la colonia, ni tenemos que suspender ninguna fiesta. Además lo que acabas de decir me da la confianza necesaria para pensar que todo esto no se trata de una broma, aunque pensándolo bien, si esto no se trata de una broma entonces eso quiere decir que ustedes sí vienen de verdad del futuro... Bueno, en fin, en este momento voy a abrir una caja vecinal para que, en el momento en el que construyan el deportivo, haya aquí suficiente dinero como para comprar las porterías - dice el señor que coordina el comité vecinal.
Tú le das las gracias y te encaminas hacia tus amigos. Estos te reciben muy callados y fríos. Sabías que no les iba a gustar lo que dijiste.
Don Fili se acerca y dice:
- Les iba a decir que si querían se pueden quedar en mi casa, o en la de la Maestra, quien me dijo que les dijera lo mismo, pero creo que los voy a dejar a que platiquen entre ustedes un rato. Cuando quieran vayan a la casa, voy a estar ahí...
- Yo creo que sí lo vamos a necesitar, gracias - dice Pedro.
- Te diría que te callaras, pero es probable que tengas razón - le dice Julián.

Unos veinte minutos más tarde siguen caminando entre las calles vacías. De pronto llega el sonido de alguno de los camiones que circula por las calles ya pavimentadas, pero en realidad permanecen en silencio. En algún momento llegan al agujero en la tierra y, sin decir nada, los cautro bajan.
- ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Esperar a que seamos viejos para regresar al futuro? - pregunta Mariana.
- Bueno, igual así me podría prestar dinero a mí mismo cuando esté creciendo para ir a las maquinitas - dice Julián.
- Esa es una buena idea - dice Pedro.
Empiezas a disculparte diciendo que sólo te pareció que eso era lo más lógico que decir, cuando el viento empieza a solpar y de pronto, más rápido de lo que esperabas hay remolinos de polvo por todos lados. Cierras los ojos para que no se te llenen de tierra y a penas y sientes cuando te caes al suelo...

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Sigue...