domingo

21-b-F

Cuando abres los ojos y te levantas lo primero que ves son... ¡las porterías!
¡Sí, son las mismas porterías de toda la vida y estan en su lugar en la cancha, igual que lustedes cuatro estan también en el presente!
- ¡Regresamos! - grita Julián, tan contento que no puede dejar de brincar.
Mariana y Pedro se abrazan y se ríen.
- ¡Yo juraba que nunca íbamos a volver después de lo que dijiste! - te dice Pedro.
- Eso no importa ya, lo que importa es que estamos aquí... - dice Mariana.
Al fondo pueden ver como una serie de personas se acercan a ver las porterías, incrédulos de que hayan aparecido de la nada cuando el polvo se despejó, según lo que alcanzas a oir que estan diciendo. También puedes ver a unos reporteros de la televisión que ya apagaron sus cámaras y se estan llendo del lugar. Nadie había notado que ustedes no estaban. Al parecer el día que pasaron en el pasado se redujo a apenas minutos por el viaje en el tiempo.
- Regresamos con todo y porterías, no lo puedo creer - dice Julián.
- Sí, es increíble. Deberíamos ir a celebrar - dice Pedro.
- Pero no tenemos dinero... - dice Mariana.
Tú te metes las manos a las bolsas y sacas una moneda reluciente de plata que no habías gastado en la fiesta de 1944. Les dices que tú invitas lo que quieran.
Antes de salir, Mariana te pregunta:
- ¿Cómo fue que logramos regresar así, después de lo que dijiste?
Tú le dices que te acabas de dar cuenta que lo más importante de todo lo que pasaron es que te diste cuenta de que lo que importa no es tanto que las porterías esten ahí ahora, sino que sigan estando ahí en el futuro, igual que el deportivo mismo, que la escuela, que las calles y las fiestas...
Y así, Pedro y Julián, quienes no se soportaban, terminan siendo amigos, las porterías quedan en su lugar y Mariana y tú salen del Deportivo Pavón agarrados de la mano, hacia las calles de la Colonia Pensil.


FIN