jueves

17

Al día siguiente, después de que la Maestra Dalefina les compró algo para desayunar, van a la junta de la colonia.
La verdad es que no saben muy bien que van a lograr ahí, después de la decepción de las porterías quemadas el día anterior en la fiesta.
- Nunca vamos a volver a nuestras casas, ¿verdad? - te pregunta Mariana.
Tú le dices que esperas que sí, tratando de poner buena cara, pero la verdad es que estás muy desconfiado.
- Pues habrá que ir pensando qué vamos a hacer si es que nos tenemos que quedar aquí, ¿no creen? - propone Julián, mientras Pedro lo mira bastante enojado.
- No digas eso, nos vamos a ir en algún momento - asegura.
Sin que puedan terminar de hablar entre ustedes, la junta comienza.
La verdad es que durante más de una hora la cosa es aburridísima. Están sentados la Maestra Delfina, Don Fili, el párroco de la Lupita, un par de señores y señoras más que no conoces y un señor que es el que parece dirigir las cosas. Epiezas a cabecear y por un rato hasta te duermes. El que sí se queda definitvamente dormido es Pedro, a quien Julián le da un codazo para que deje de roncar.
Pero cuando terminan de pasar la orden del día, la Maestra Delfina y Don Fili piden la palabra y dicen lo siguiente:
- Los niños que estan allá, que también son, de algún modo, habitantes de esta colonia, tienen algo que decir.
- ¿Con respecto a qué? - pregunta el señor que parece dirigir las cosas.
- Tienen una petición que hacer, quieren que les consigan unas porterías para jugar futbol - dice la Maestra Delfina.
- Bueno, niño, hablen, pero tomen en cuenta que tal vez si desviamos algo de dinero para poner unas porterías, también tendríamos que aplanar un terreno, como el que está enfrente a la escuela, y eso significaría prescindir de algo de lo planeado para la colonia.
Los cuatro se quedan callados, el comité vecinal entero los observa.
- ¿Qué decimos? - pregunta Mariana.

Julián dice:
- Pues si me dejan hablar a mí, yo voy a decir que necesitamos las porterías, que podemos quedarnos con la escuela sin el tercer piso. Que mejor pongan las canchas dentro de la escuela.

Pedro dice:
- Pues yo diría que lo que de verdad necesitamos es que acaben de pavimentar las calles, y que estaría muy bien que nos pusieran unas porterías movibles en una de las calles para jugar ahí, no necesitamos el terreno.

Mariana dice:
- No, la solución es que la organización de la fiesta reponga las porterías que se quemaron ayer.

Tú no sabes qué decir, pero obviamente todos esperan que propongas algo.


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