domingo

21-b-F

Cuando abres los ojos y te levantas lo primero que ves son... ¡las porterías!
¡Sí, son las mismas porterías de toda la vida y estan en su lugar en la cancha, igual que lustedes cuatro estan también en el presente!
- ¡Regresamos! - grita Julián, tan contento que no puede dejar de brincar.
Mariana y Pedro se abrazan y se ríen.
- ¡Yo juraba que nunca íbamos a volver después de lo que dijiste! - te dice Pedro.
- Eso no importa ya, lo que importa es que estamos aquí... - dice Mariana.
Al fondo pueden ver como una serie de personas se acercan a ver las porterías, incrédulos de que hayan aparecido de la nada cuando el polvo se despejó, según lo que alcanzas a oir que estan diciendo. También puedes ver a unos reporteros de la televisión que ya apagaron sus cámaras y se estan llendo del lugar. Nadie había notado que ustedes no estaban. Al parecer el día que pasaron en el pasado se redujo a apenas minutos por el viaje en el tiempo.
- Regresamos con todo y porterías, no lo puedo creer - dice Julián.
- Sí, es increíble. Deberíamos ir a celebrar - dice Pedro.
- Pero no tenemos dinero... - dice Mariana.
Tú te metes las manos a las bolsas y sacas una moneda reluciente de plata que no habías gastado en la fiesta de 1944. Les dices que tú invitas lo que quieran.
Antes de salir, Mariana te pregunta:
- ¿Cómo fue que logramos regresar así, después de lo que dijiste?
Tú le dices que te acabas de dar cuenta que lo más importante de todo lo que pasaron es que te diste cuenta de que lo que importa no es tanto que las porterías esten ahí ahora, sino que sigan estando ahí en el futuro, igual que el deportivo mismo, que la escuela, que las calles y las fiestas...
Y así, Pedro y Julián, quienes no se soportaban, terminan siendo amigos, las porterías quedan en su lugar y Mariana y tú salen del Deportivo Pavón agarrados de la mano, hacia las calles de la Colonia Pensil.


FIN

21-b

Tragas saliva porque sabes que lo que vas a decir es lo más difícil que has dicho nunca, y que Pedro, Mariana y Julián muy probablemente van a estar muy enojados contigo.
Le dices a los vecinos del comité que en realidad lo único que quieren es que garanticen que algo vaa a quedar en el fondo de la colonia disponible para poner porterías en el lugar donde se necesiten, especialmente en el deportivo que, explicas, van a construir frente a la escuela en el futuro. Les dices que lo que en verdad importa es que las porterías esten de vuelta en el futuro cuando puedan regresar, ya sea hoy mismo o incluso, esta es la parte más difícil de decir, o incluso cuando sean viejos.
Se hace el silencio cuando acabas de hablar. Volteas a ver a tus amigos, y estos te miran con una cara muy espantada, no saben qué pensar.
- Me parece razonable, de esa forma no retrasamos los planes de construcción y pavimentación de la colonia, ni tenemos que suspender ninguna fiesta. Además lo que acabas de decir me da la confianza necesaria para pensar que todo esto no se trata de una broma, aunque pensándolo bien, si esto no se trata de una broma entonces eso quiere decir que ustedes sí vienen de verdad del futuro... Bueno, en fin, en este momento voy a abrir una caja vecinal para que, en el momento en el que construyan el deportivo, haya aquí suficiente dinero como para comprar las porterías - dice el señor que coordina el comité vecinal.
Tú le das las gracias y te encaminas hacia tus amigos. Estos te reciben muy callados y fríos. Sabías que no les iba a gustar lo que dijiste.
Don Fili se acerca y dice:
- Les iba a decir que si querían se pueden quedar en mi casa, o en la de la Maestra, quien me dijo que les dijera lo mismo, pero creo que los voy a dejar a que platiquen entre ustedes un rato. Cuando quieran vayan a la casa, voy a estar ahí...
- Yo creo que sí lo vamos a necesitar, gracias - dice Pedro.
- Te diría que te callaras, pero es probable que tengas razón - le dice Julián.

Unos veinte minutos más tarde siguen caminando entre las calles vacías. De pronto llega el sonido de alguno de los camiones que circula por las calles ya pavimentadas, pero en realidad permanecen en silencio. En algún momento llegan al agujero en la tierra y, sin decir nada, los cautro bajan.
- ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Esperar a que seamos viejos para regresar al futuro? - pregunta Mariana.
- Bueno, igual así me podría prestar dinero a mí mismo cuando esté creciendo para ir a las maquinitas - dice Julián.
- Esa es una buena idea - dice Pedro.
Empiezas a disculparte diciendo que sólo te pareció que eso era lo más lógico que decir, cuando el viento empieza a solpar y de pronto, más rápido de lo que esperabas hay remolinos de polvo por todos lados. Cierras los ojos para que no se te llenen de tierra y a penas y sientes cuando te caes al suelo...

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Sigue...

21-a-F

Cuando abres los ojos estás en el deportivo. Te levantas, un poco incrédulo, pero estás seguro, todo es igual a como lo recuerdas la última vez que estuviste ahí. Mariana, Pedro y Julián se levantan y se dan cuenta de que están de vuelta en el presente, en su presente, y que todo debe haber vuelto a la normalidad. La cancha de tierra es la misma, las gradas son las mismas y hasta la pared del fondo es igual. Estan todos tan contentos que de pronto se les olvida la verdadera razón por las que pudieron regresar al futuro: las porterías.
Un vistazo rápido hacia el extremo de la cancha te deja ver que sí, las porterías estan en su lugar, y de hecho hay un equipo de televisión con cámara y todo lléndose del lugar, y muchísima gente diciendo:
- No puede ser, hace un rato de verdad no estaban.
Y:
- ¡Qué raro que volvieron a aparecer de la nada! ¿Quién se las habrá llevado para volverlas a poner?
En ese momento, Mariana y Pedro se acercan y te dicen:
- Queremos ir a ver a nuestra familia, la verdad es que pensamos que nunca los íbamos a volver a ver, así que ya nos vamos.
- Qué bueno que se van. Así ya no tengo que aguantar más tiempo al baboso - dice Julián. - Yo también ya me voy, no me gusta estar aquí, capaz que vuelve a soplar el viento y termino en una época peor.
Pedro se le queda viendo a Julián con cara de pocos amigos. Te cuesta trabajo creer que después de todo lo que han pasado juntos no hayan logrado llevarse bien. Julián se despide de ti y se da la vuelta para irse. También Pedro se da la vuelta y camina para el otro lado, pero Mariana se te queda viendo.
- ¿Vienes Mariana? - le pregunta Pedro.
- Nis vemos en la escuela, ¿no? - te dice y se aleja siguiendo a su hermano.
Te les quedas viendo un poco triste mientras se alejan, y también a la gente que rodea las porterías y empieza a reorganizarse para jugar algunos partidos. Aunque te gustaría ir a decirles quienes son lso responsables de que las porterías esten nuevamente en su lugar, decides que nadie te creerái y te quedas callado.


FIN


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21-a

Le dices a los miembros del comité vecinal que lo que en realidad quieren los cuatro es que les consigan unas porterías lo antes posible para que puedan regresar al futuro, aunque eso signifique alterar los planes de construcción de la colonia.
- Bueno, yo creo que una situación como esta amerita que pongamos medidas drásticas al asunto. Podemos detener un poco la pavimentación de las calles y la construcción de la escuela, así como sacar un poco del dinero de la siguiente fiesta para que puedan tener sus parterías. Porque aunque quiero creer que esto es todo una broma, no me quiero arriesgar a que no lo sea. ¿Están todos de acuerdo?
Todos los vecinos presentes parecen acceder y entonces todos se ponen de acuerdo para tener las porterías listas en una semana, a más tardar.
- Se pueden quedar conmigo, mientras - dice la Maestra Delfina.
- O conmigo - ofrece Don Fili.
Les dices que en realidad cualquier cosa que les puedan ofrecer estaría bien, y se encaminan los seis hacia la casa de Don Fili para ponerse de acuerdo. Al pasar cerca del agujero frente a la escuela, Julián propone:
- ¿Y si vamos a ver si de casualidad el viento no está levantando polvo y nos lleva de vuelta de una vez a nuestra casa? Al fin ya conseguimos las porterías.
Los cuatro están de acuerdo y bajan al agujero y justo cuando estan a punto de salirse porque no pasa nada, el polvo se empieza a levantar. El viento agita el pelo de Mariana y una nube de polvo muy denso ya está rodeándolos y haciendo remolinos antes de que puedan despedirse. La fuerza del aire te tira al suelo y cierras los ojos...

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Sigue...

21

Después de pensarlo bien, decides que lo mejor es que tú hables, aunque no tienes una muy buena idea de lo que vas a decir. Así que se los dices a Pedró, Mariana y Julián quienes acceden a dejar que tú hables.
Al levantarte las palabras no salen de tu boca, pero poco a poco empiezas a contar la historia de cómo llegaron hasta ahí. La mirada de asombro de los que están congregados en el comité vecinal no podría ser mayor, mientras hablas sobre las porterías desaparecidas, la nube de polvo, el viaje al pasado, su encuentro con Don Fili, el convencerlo de que vienen del futuro, el recorrido por las calles de la colonia buscando las porterías, la pintura azul, la visita a la escuela buscando una pista sobre el paradero de las porterías, el encuentro con la Maestra Delfina, convencerla a ella de que vienen del futuro, la fiesta, el encontrar las porterías y verlas quemarse y ahora la junta vecinal, todo intentando regresar al futuro. Después dices que en realidad no sabes qué decirles a todos los demás, exceptuando que en realidad creen que encontrar las porterías es lo único que los va a devolver a sus casas, y que por eso estan ahí tratando de conseguirlas.
El silencio se hace enorme. Pedro te dice muy bajito:
- ¡Van a pensar que estamos locos!
Ene se momento Don Fili se levanta y dice:

- Yo tengo algo que decir. Yo me encontré a estos niños muy perdidos, y muchas de las cosas que han dicho y hecho me han llevado a creerles cada vez más. Tal vez no sea la fuente más confiable, pero...
- Yo también ha llegado a creerles, la verdad. Y no fue fácil al principio y no es fácil decirlo ahora. Yo creo que al menos estos niños se merecen el beneficio de la duda - lo interrumpe la Maestra Delfina.
- Está bien, supongamos que les creemos, ¿qué es exactamente lo que proponen que hagamos? - les dice el señor que coordina el comité vecinal.
Tú te quedas callado. Te das cuenta de que el desenlace de todo lo que ha pasado depende de lo que digas ahora, y sólo se te ocurren dos cosas que puedes decir:

Pedirle al comité vecinal que consiga unas porterías lo más pronto posible para que puedan regresar, aunque ello suponga descuidar la construcción de la escuela, la pavimentaciión de las calles, la organización de las fiestas o incluso la misma construcción del deportivo;

O decirle a los miembros del comité que en realidad lo único que necesitan es que les garanticen que las porterías van a existir en el futuro, aunque eso signifique que tal vez tarden mucho, pero mucho tiempo en regresar a su época.

¿Qué decides?

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Si decides pedirle al comité que traten de darles las porterías ya, haz click aquí.

Si prefieres decir que lo que importa es que las porterías esten disponibles en el futuro, haz click aquí.

20-F

Cuando abres los ojos ya no estás en el pasado, pero el lugar en el que estás tampoco se parece al presente.
Efectivamente estás en un deportivo, o en algo que parece serlo, sólo que todo está techado, las paredes brillan y mucha gente vestida con plástico azul, naranja y rojo los rodea, con caras de asombro.
Minutos después un enorme robot sobre dos ruedas los levanta a los cuatro sin ningún esfuerzo, y les acerca una pantalla a la cara.
- No están registrados, los voy a llevar a seguridad - dice con una voz metálica el robot.
Antes de que puedan decir nada, ya están los cuatro en un cuarto sin paredes, donde una fuerza extraña, los retiene, desde el techo una voz pregunta sus nombres, sus edades y la razón por la que no están registrados.
- ¿Registrados dónde? - pregunta Juilán, muy enojado.
Al cabo de un rato en el que Mariana empezó a llorar, unas señoritas completamente cubiertas de pies a cabeza entran y les sacan sangre, entre otras cosas.
- Digan sus fechas de nacimiento - dice la voz desde el techo.
Cuando las dicen, las señoritas de blanco se quedan paralizadas un rato, y después salen de ahí. Todo se queda en silencio un muy buen rato.
- No sé dónde estamos, pero algo debemos haber hecho mal para terminar aquí. Esto no parece para nada ser nuestra época... - dice Pedro.
Después de una larga espera vienen unos hombres vestidos con una especie de armadiura de plástico, los sacan de aquel lugar y los meten a un pequeño camión al que no se le ven las ruedas. Al salir puedes ver que la puerta de entrad dice, en una especie de pantalla muy plana "Deportivo Pensil - Campeonato de Futbol de 2304".


FIN


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20

Piensas que la idea de Mariana de que los organizadores de la fiesta repongan las porterías es la mejor de todas, y se los dices a todos.
Mariana sonríe y se levanta diciendo:
- Pues nosotros lo que proponemos es que las porterías sean repuestas por los organizadores de la fiesta de ayer. Alguien las tomó, las pintó de azul y luego las usó para armar las plataformas para los fuegos artificiales, y nadie preguntó antes si es que las íbamos a usar para algo. Así que la reposición de las porterías debe de proceder de los fondos de la fiesta.
- ¡Pero eso no está bien! ¡Yo pregunté si podíamos usar las porterías viejas para la fiesta, y todos aquí me dijeron que sí! - exclama el párroco de la iglesia.
- Bueno, padre, cálmese, no es para tanto. Podría usted reponer las porterías y ya, no pasa nada - dice Don Fili.
- No, sí que pasaría. Tal vez el dinero no alcance para la porcesión de Semana Santa, ni para la fiesta del año que viene, y entonces no va a lacanzar para ningún año, por más colectas que hagamos... - dice el padre, muy alterado.
- Orden, a ver, orden. Yo creo que la niña tiene razón, de cierto modo. Alguien tiene que reponer las porterías porque de alguna forma son muy importantes para algunas personas, sobre todo para los niños, quienes las usarían a diario - dice el señor que coordina el comité vecinal.
- Está bien, está bien. Usaré los fondos para volver a pintar la fachada de la iglesia, aunque tenga que usar cartones de huevo para recubrirla después - dice el padre.
- Bueno, pues estamos todos de acuerdo y su solicitud ha sido solucionada, niños - dice el señor que está a cargo.

Todos se levantan, y la Maestra Delfina se les acerca para decirles:
- Me da mucho gusto que hayan encontrado una forma de recuperar las poerterías para que puedan regresar, pues a sus casas, o a su época o lo que sea.
- Muchas gracias Maestra. Vamos a ira intentar regresar ahora mismo - le dicen.
- Sólo una cosa más, antes de que se vayan. ¿Alguno de ustedes sabe cuál es el siguiente Presidente de México?
- ¿Quiere más pruebas Mestra? - pregunta Julián.
- No es prueba, es curiosidad.
Todos miran a Mariana, quien después de un rato dice:
- Esteee, ¿me puede decir el anterior presidente? Es que me los sé en orden nada más.
- El anterior fue Lázaro Cárdenas...
- Ah, entonces este es Ávila Camacho y sigue... Miguel Alemán, luego Ruiz Cortines, López Mateos...
- Ya, niña, ya. Con eso basta, muchas gracias... - dice la Maestra Delfina y le acaricia la cabeza.
- Ahora vayan a ver si ya pueden regresar a sus casas - dice Don Fili, uqien estaba obser vando la escena.

Momentos más tarde ya están los cuatro dentro del agujero donde estará el deportivo en el futuro, esperando a ver si sopla el viento. Y efectivamente, antes de que se puedan desesperar o impacientar, el aire ya está levantando una cantida de polvo impresionante, que los envuelve antes de que puedan decirse los unos lo contentos que están de volver a estar tan empolvados...

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Sigue...

sábado

19-F

Abres los ojos obligado por la falta de aire. Estás sumergido en agua. Te preguntas cómo puede ser eso, si apenas hace un minuto estabas envuelto en polvo, pero en la lucidez de sacar la cabeza del agua te das cuenta que un minuto no es nada cuando viajas por el tiempo.
- ¿Dónde, dónde estamos? - pregunta Pedro.
Tratando de nadar hacia la orilla, cosa que se dificulta mucho por la ropa mojada, logran alcanzar un lugar en donde pisan los cuatro. Al tomar aire y voltear pueden ver que están en el extremo de un lago, no muy lejos se alcanza a ver una calzada que se acerca a los montes que circundan el enorme lago. Y en el centro, a lo lejos, una blanca ciudad, con edificios altos y coronados con colores rojos y azules.
- Pues parece que en vez de regresar al futuro, viajamos al pasado. Algo hicimos mal, definitivamente... - dice Mariana, muy triste.
- Pero muy mal, algo está muy mal... - dice Pedro.
Detrás de ustedes oyen unas voces en la orilla, les dicen algo y les hacen señas, pero no entienden nada de lo que les dicen.
- Creo que vamos a tener serios problemas para regresar a nuestras casa, ahora sí... - dice Julián.
En efecto, ahora tendrán que esperar a ver si alguien ya habla en español en este México de 500 años antes de que cualquiera de ustedes naciera.


FIN


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19

Piensas que la idea de Pedro es la mejor, así que le dices que hable él y que la diga. Él se levanta y les dice a los del comité vecinal lo siguiente:
- Creemos que si se ponen de acuerdo en pavimentar las calles primero podríamos usar unas porterías movibles para jugar en las calles cuando no estorbemos, y así todos estríamos contentos.
- Es parece ser una buen idea - dice Don Fili.
- Sí, y así no descartamos el cuidado de ninguna de las otras partes de la colonia - dice una de las señoras que son parte del comité vecinal.
- Tal vez, pero de todas formas, al ponerle énfasis a la pavimentación de las calles probablemente retrasemso aún más la ampliación del mercado, o tengamos que cortar recursos para las fiestas de los próximos años - dice el señor a cargo del comité.
- Podríamos intentar acelerar la pavimentación el próximo año, sobre todo de las calles centrales de la colonia - dice el párroco de la iglesia.
- Pues parece que estamos todos de acuerdo, ¿no? Entonces vamos a hacer eso - dice la Maestra Delfina.
- Está bien, nos vemos dentro de seis meses para ver el avance de la pavimentación de las calles - dice el señor que coordina el comité y se levanta de su silla.

Al terminar la sesión se acerca Don Fili y les dice:
- Bueno, ya pronto tendremos calles planitas para transitar y para poder jugar futbol también.
- Sí, pero me gustaría saber si eso basta para que regresemos a nuestra casa... - dice Mariana.
- Pues vamos a ver si hay viento y polvo en donde aparecimos, y ya con eso sabremos, ¿no? - dice Julián.
- No es sólo eso, sino que me pareció un poco egoísta pedir que pavimentaran las calles para podernos ir, eso es todo... - contesta Mariana.
- Oh, pues las iban a pavimentar tarde o temprano de todas formas - dice Pedro.
- Me imagino que en el futuro ya están pavimentadas todas, ¿no? - dice Don Fili.
- Pues sí, ahora sóloe s cuestión de regresar al futuro - dice Julián.

Pocos minutos después ya están frente al agujero donde algún día estará el deportivo. Y maravillosamente el viento empieza a soplar cada vez más fuerte, levantando el polvo. Ustedes cuatro bajan corriendo, riéndose porque el polvo está ahí, listo para envolverlos y hacerlos viajar por el tiempo. Casi ni te das cuenta cuando todo se pone negro...

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Sigue...

18-F

Cuando abres los ojos te das cuenta de que algo no está bien. Hay gente jugando futbol, alcanzas a ver, pero en una cancha de cemento. Estás en algún lugar que se parece mucho al deportivo que dejaron antes de viajar al pasado, pero hay dos guardias de seguridad con pistolas agarrando a cada uno de ustedes, llevándolos hacia la salida.
- ¡Hey, suéltenme! - oyes que grita Julián.
No entiendes del todo qué es lo que pasa, hasta que empiezas a ver a más gente que los observa. Parecen presos...
- ¿Cómo es que se metieron a la cárcel, niños? - pregunta uno de los guardias.
- ¿Cuál cárcel? - pregunta Mariana, quien es cargada por un solo guardia.
- ¿Cómo cuál cárcel? - pregunta otro guardia.
A los pocos minutos los meten a un cuarto donde les hacen muchas preguntas que no pueden responder. Los interrogadores los miran con cara de sospecha, pero pasadas unas horas los dejan salir.
- Algo hicimos mal... - dice Mariana cuando salen.
A todos les queda muy claro eso, porque frente a ustedes está el edificio de la escuela, completmente enrejado con un letrero que dice
"Centro Correccional México".
El edificio del que acaban de salir no es el deportivo ni mucho menos, el letrero dice:
"Reclusorio La Nueva Pensil - Fundado en 1986".


FIN


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18

Prefieres dejar que Julián hable, a fin de cuentas él es el mayor. Él se levanta y dice:
- Pues la verdad es que las porterías son muy importantes para nosotros, tanto que, sin diversión, sin el futbol, nos cuesta mucho trabajo imaginarnos el futuro. La verdad es que una escuela de tres pisos es demasiado, podrían dejarla de dos pisos y ampliar el patio para que tenga canchas y porterías. Así podrían inaugurar la escuela más pronto y nosotros tendríamos donde jugar.

Todos se quedan muy silenciosos, al final el señor que está a cargo de la junta dice:
- Bueno, si es tan importante para ustedes pues... la verdad es que no nos había pasado por la cabeza preguntarles a lso niños de la colonia cuales eran sus inquietudes, y ya habíamos hablado de cancelar el tercer piso de la escuela... Tal vez esta idea no sea tan mala, ¿qué opinan?
El resto de la junta mueve la cabeza diciendo sí. La Maestra Delfina dice lo siguiente:
- Bueno, igual no es tan mala idea, así, como dices, podemos inaugurar antes la escuela y los niños van a tener un lugar seguro donde jugar todas las tardes y los fines de semana.
- Entonces estamos todos de acuerdo. Muy bien, se levanta la sesión, nos vemos en seis meses para aclarar los siguientes movimientos después de que se inagure la escuela. Muchas gracias por la idea, niños, y nos vemos pronto - dice el señor que está a cargo.

Todos se levantan y se van. Don Fili y la Maestra Delfina se acercan a ustedes. Don Fili dice:
- Pues bien, niños, ahora ya tienen lo que estaban buscando. Ahora pueden ir a ver si ya pueden regresar a su época. Solamente una pregunta: ¿están seguros de que la mejor solución era quitarle un piso a la escuela?
- ¿Están seguros de que esta es la decisión que querían tomar? - pregunta la Maestra Delfina.
Tú dices que aunque era la solución más práctica y rápida para regresar al futuro sin complicaciones.
- Deberíamos ir a ver si el viento ya está soplando otra vez para que nos regrese a nuestras casas - dice Pedro.
Y se encaminan Mariana, Pedro, Julián, la Maestra Delfina, Don Fili y tú hacia el agujero, donde en el futuro los estará esperando el deportivo. Al llegar ven que el viento está soplando, y que está levantando unas nubes de polvo. Rápidamente se despiden de Don Fili y de la Maestra y se meten al agujero, donde el viento empieza a envolverlos.
Estás tan contento que no te das cuenta cuando ya estás en el suelo cubierto por una nube de polvo...

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Sigue...

jueves

17

Al día siguiente, después de que la Maestra Dalefina les compró algo para desayunar, van a la junta de la colonia.
La verdad es que no saben muy bien que van a lograr ahí, después de la decepción de las porterías quemadas el día anterior en la fiesta.
- Nunca vamos a volver a nuestras casas, ¿verdad? - te pregunta Mariana.
Tú le dices que esperas que sí, tratando de poner buena cara, pero la verdad es que estás muy desconfiado.
- Pues habrá que ir pensando qué vamos a hacer si es que nos tenemos que quedar aquí, ¿no creen? - propone Julián, mientras Pedro lo mira bastante enojado.
- No digas eso, nos vamos a ir en algún momento - asegura.
Sin que puedan terminar de hablar entre ustedes, la junta comienza.
La verdad es que durante más de una hora la cosa es aburridísima. Están sentados la Maestra Delfina, Don Fili, el párroco de la Lupita, un par de señores y señoras más que no conoces y un señor que es el que parece dirigir las cosas. Epiezas a cabecear y por un rato hasta te duermes. El que sí se queda definitvamente dormido es Pedro, a quien Julián le da un codazo para que deje de roncar.
Pero cuando terminan de pasar la orden del día, la Maestra Delfina y Don Fili piden la palabra y dicen lo siguiente:
- Los niños que estan allá, que también son, de algún modo, habitantes de esta colonia, tienen algo que decir.
- ¿Con respecto a qué? - pregunta el señor que parece dirigir las cosas.
- Tienen una petición que hacer, quieren que les consigan unas porterías para jugar futbol - dice la Maestra Delfina.
- Bueno, niño, hablen, pero tomen en cuenta que tal vez si desviamos algo de dinero para poner unas porterías, también tendríamos que aplanar un terreno, como el que está enfrente a la escuela, y eso significaría prescindir de algo de lo planeado para la colonia.
Los cuatro se quedan callados, el comité vecinal entero los observa.
- ¿Qué decimos? - pregunta Mariana.

Julián dice:
- Pues si me dejan hablar a mí, yo voy a decir que necesitamos las porterías, que podemos quedarnos con la escuela sin el tercer piso. Que mejor pongan las canchas dentro de la escuela.

Pedro dice:
- Pues yo diría que lo que de verdad necesitamos es que acaben de pavimentar las calles, y que estaría muy bien que nos pusieran unas porterías movibles en una de las calles para jugar ahí, no necesitamos el terreno.

Mariana dice:
- No, la solución es que la organización de la fiesta reponga las porterías que se quemaron ayer.

Tú no sabes qué decir, pero obviamente todos esperan que propongas algo.


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¿Qué decides?

Si dejas a Julián hablar, haz click aquí.

Si prefieres que Pedro exponga su idea, haz click aquí.

Si te parece mejor idea la de Mariana, haz click aquí.

Si prefieres decir algo tú mismo, haz click aquí.